El conflicto de un hombre con su esposa, nos llevó a revisar el equilibrio entre su energía masculina y femenina. En su campo de creencias, en su familia, lo femenino se vio como debilidad, sufrimiento y llanto. Por el contrario, su idea de masculino, era fuerte, imponente, dominante y seguro. Así cuando le toca relacionarse con una mujer fuerte, se encuentra amenazado y activa todos sus mecanismos de defensa para evitar dar asomo a sus vulnerabilidades. La sesión nos llevó a mirar la masculinidad desde otro ángulo, y acá comparo dos aspectos que pueden ser de interés para ti.
La Masculinidad Hegemónica entendida como un conjunto de roles y expectativas sociales tradicionales asociados con ser un hombre. Estos roles suelen incluir la fortaleza, la independencia, la agresividad y la supresión de las emociones. Este enfoque ha estado arraigado mucho tiempo, y a menudo conduce a la toxicidad masculina, donde los hombres sienten que deben cumplir con estas normas rígidas, a menudo a expensas de su bienestar emocional y relaciones, siendo ellos mismos los menos beneficiados por seguir esos patrones, en las constelaciones familiares puedes ver y sentir el dolor contenido de tantos hombres, que se extirparon el corazón en lealtad a sus padres o abuelos, olvidando el sentir, el habitarse, andar vacíos y a la vez llenos de ira.
La Masculinidad Sagrada, por otro lado, reconoce que los hombres son seres multidimensionales. Se basa en la idea de que la masculinidad no debe definirse por la dominación o la fuerza, sino por la compasión, la empatía y el equilibrio. Los hombres pueden abrazar su vulnerabilidad, cuidar de sí mismos y de los demás, y aprender a comunicarse de manera más abierta y auténtica. Quienes se encaminan por acá descubren nuevas formas de fuerza y poder, donde el autocuidado es primordial.
Recordemos que el padre aporta fuerza a la vida. La relación con él influye en la toma de decisiones y el avance en la vida. Si tu caso ha sido de no conocerlo, pues te invito a trabajar el tema en una sesión de constelaciones familiares.
Honrar y tomar a nuestro padre no significa estar de acuerdo en todo. Debemos discernir lo constructivo y lo destructivo en la masculinidad que nos transmitió. En algunos hogares ha sido la mujer quien tuvo más fuerza masculina, y anuló su feminidad para confrontar un mundo tosco y agresivo, con los mismos códigos. Acá podemos recurrir al aporte de Carl Jung sobre anima y animus. El “anima” representa los aspectos femeninos en la psique de un hombre, mientras que el “animus” representa los aspectos masculinos en la psique de una mujer. La integración de estos aspectos es un proceso importante en el desarrollo psicológico y espiritual.
Es tiempo de equilibrar la sensibilidad y la fuerza en la identidad masculina. Se puede ser fuerte y sensible. En nuestra relación con el padre, encontramos figuras que nos gustan y otras que no. Pero, al final, es un viaje hacia la vida y el amor que pretendemos formar. Cada vez participan más hombres conscientes en el campo de la sanación y aún con mucho trabajo por integrarnos, se puede sentir la cercanía entre figura y fondo.