El cuerpo sabe lo que la mente aún no se ha dado cuenta. Bessel Van Der Kolk
Cada cierto tiempo encuentro interrogantes propuestas por consultantes que valoran lo racional de manera predominante. Basados en el tipo de aprendizaje académico formal hacen lo posible por encontrar la forma de explicar lo que sucede en sus cuerpos durante una sesión de terapia.
Hoy te hablaré de la integración sensorial, que es un proceso neural complejo mediante el cual el sistema nervioso central recibe, organiza e interpreta información sensorial proveniente de diversas modalidades sensoriales, como la visión, audición, tacto y propiocepción. Este proceso permite la creación de percepciones más completas y precisas del entorno, facilitando así la adaptación y respuesta del organismo a estímulos ambientales. En un taller, por ejemplo, la información que recibe el cuerpo sobrepasa lo que el cerebro tiene capacidad de retener, algunos ejercicios son muy profundos y registran un cambio interno del adn en el que se readaptan a nuevas maneras, desencajando lo conocido como único camino.
El cerebro, en su capacidad limitada para procesar información, selecciona conscientemente solo un pequeño porcentaje de la cantidad total de estímulos sensoriales que recibe. Esta selección se lleva a cabo en estructuras como el tálamo, que actúa como una puerta de entrada al cerebro consciente. Se estima que solo alrededor del 5% de la información sensorial que llega al cerebro es procesada y conscientemente percibida, mientras que el restante 95% se considera información no consciente o subconsciente, que es procesada por el cuerpo de diversas maneras en diversos momentos.
La información no procesada no se descarta ni se ignora; más bien, sigue siendo relevante para el organismo. La información sensorial no consciente influye en respuestas automáticas, emociones y adaptaciones fisiológicas. Parte de esta información se integra en procesos automáticos que afectan al cuerpo, como la regulación del tono muscular, la respuesta emocional y la preparación para situaciones de peligro. Esa información la pudiste recibir en la infancia y recién ahora estar encontrando un canal de expresión con tu cuerpo.
A nivel neuronal, las áreas encargadas de la integración sensorial, como la corteza cerebral, participan en la interpretación y fusión de la información sensorial proveniente de diferentes modalidades. La información no consciente contribuye a la formación de patrones neuronales que pueden influir en la toma de decisiones, la memoria y la anticipación de eventos futuros.
El impacto de la información no procesada en el cuerpo y en las neuronas es fundamental para la adaptación y supervivencia. La plasticidad neuronal, la capacidad del sistema nervioso para cambiar y adaptarse, se ve influenciada por la constante entrada de información sensorial. Las conexiones sinápticas se ajustan en respuesta a patrones repetitivos de estimulación, lo que contribuye a la capacidad del cerebro para aprender y recordar. Al trabajar procesos conmigo, verás cambios de patrones, que dan nuevo aprendizaje al cerebro, pero también al cuerpo y al inconsciente.
En resumen, aunque solo una fracción de la información sensorial se procesa conscientemente, la información no consciente tiene un impacto significativo en respuestas automáticas, emociones y procesos adaptativos a nivel neuronal y corporal, que se hace visible en cambios a futuro.